sábado, 23 de marzo de 2013

La pesadilla del lenguaje incluyente

Reloj Swatch. Fotografía de BastienM
No soy un militante.  Considero que la militancia, en la causa que sea, requiere un compromiso profundo y una máxima coherencia.  No quiero ser como ciertos amigos míos, socialistas de reloj suizo que pasan vacaciones en Miami, ateos declarados que estudian posgrados en la Javeriana o la Sabana, testigos de Jehová que celebran cumpleaños y navidad, curas y pastores millonarios, peluqueros calvos, nutricionistas obesos, psicólogas celosas y  médicos que fuman. Pero no tengo reparo en apoyar de pensamiento, palabra, obra y comisión las causas que considero justas (Sobre este tema hay diversas opiniones: yo digo que no tengo reparo, mi esposa dice que lo que no tengo es arreglo, y el banco dice que lo que no tengo es saldo).

Entonces, cómodamente instalado en mi posición de simpatizante (menos exigente que la de militante) alzo hoy mi voz para hablar del lenguaje incluyente, lenguaje inclusivo, lenguaje de género, lenguaje no sexista o desdoblamiento léxico (escojan la que quieran: una por $300 o, para su mayor economía, 3 por $1000).

¿Cuál es el problema con el uso actual del lenguaje? ¿Por qué tanta molestia? La teoría que esgrimen quienes defienden el desdoblamiento léxico es simple: el lenguaje, al universalizar la expresión masculina e incluir en ella lo femenino, realmente no lo incluye sino que lo niega y lo hace desaparecer.  Este movimiento ha tomado fuerza en los últimos años en los países hispanoparlantes (cada vez menos hispanoparlantes y más hispanospeakers, pero este es otro tema), y ha dado para excesos, errores y burlas que desvirtúan su profundo sentido de la equidad, el reconocimiento, la libertad, el orden y la justicia para todos.

Un ejemplo ya clásico de uso desmedido del desdoblamiento léxico es el artículo 41 de la Consitución Política de la República Bolivariana de Venezuela que, con inspirado acento, dice así:

Artículo 41. Sólo los venezolanos y venezolanas por nacimiento y sin otra nacionalidad, podrán ejercer los cargos de Presidente o Presidenta de la República, Vicepresidente Ejecutivo o Vicepresidenta Ejecutiva, Presidente o Presidenta y Vicepresidentes o Vicepresidentas de la Asamblea Nacional, magistrados o magistradas del Tribunal Supremo de Justicia, Presidente o Presidenta del Consejo Nacional Electoral, Procurador o Procuradora General de la República, Contralor o Contralora General de la República, Fiscal General de la República, Defensor o Defensora del Pueblo, Ministros o Ministras de los despachos relacionados con la seguridad de la Nación, finanzas, energía y minas, educación; Gobernadores o Gobernadoras y Alcaldes o Alcaldesas de los Estados y Municipios fronterizos y aquellos contemplados en la ley orgánica de la Fuerza Armada Nacional.
Para ejercer los cargos de diputados o diputadas a la Asamblea Nacional, Ministros o Ministras, Gobernadores o Gobernadoras y Alcaldes o Alcaldesas de Estados y Municipios no fronterizos, los venezolanos y venezolanas por naturalización deben tener domicilio con residencia ininterrumpida en Venezuela no menor de quince años y cumplir los requisitos de aptitud previstos en la ley.
En este artículo se consignan requisitos de nacimiento y nacionalidad para ejercer ciertos cargos públicos.  El asunto es el siguiente: el artículo tiene 179 palabras. Si eliminamos las que se incluyeron para el desdoblamiento léxico, el artículo tendría apenas 142.  Señalan los críticos de este uso del lenguaje (entre ellos la Real Academia de la Lengua) que no solamente es erróneo, sino que no aporta nada a la comprensión del texto. El texto completo de la Constitución puede verse haciendo clic aquí.

Whoopi Goldberg.
Fotografía de David Shankbone
 
Otro punto de vista, para complicar más el tema: en los países de habla inglesa, algunas actrices han encabezado una cruzada para que se retire la denominación actress (actriz) que consideran sexista, y se les llame simplemente actor, como a sus contrapartes de género masculino. Dijo en alguna ocasión la célebre Whoopi Goldberg: "An actress can only play a woman. I'm an actor - I can play anything" (Una actriz solamente puede interpretar a una mujer. Soy un actor - puedo interpretar lo que sea).  Es decir que el problema en inglés parece ser justamente el contrario: la existencia de términos desdoblados es una forma de discriminación; se considera denigrante para el género femenino la existencia de palabras exclusivas para ciertas profesiones u oficios cuando son desempeñados por mujeres. Entonces, ¿en qué quedamos?  "Malo si sí, malo si no..." dijo Andrea Echeverry.

A veces pienso ¿No deberíamos seguir todos el ejemplo de la comunidad gay? Fíjense que ellos empezaron solitos su lucha contra la discriminación y luego se fueron asociando y ampliando su comunidad. Hace poco los conocíamos como LGBT, y ahora LGBTI, así que le siguen sumando letras mientras van incluyendo otras tendencias, otras preferencias, otros modos de vida, otras formas de entender el mundo. Lo más valiente de su iniciativa es que respetan la diferencia: no es igual ser G que ser T y ello no les impide ser comunidad.  Mi sueño es que algún día exista la comunidad LGBTIACDEFHJKMNÑOPQRSUVWXYZ, en la que quepamos todos y por fin dejemos la tontería de andar convirtiendo nuestras diferencias en problemas y las aprovechemos para enriquecernos mutuamente y crecer como sociedad.

Bueno, parece que ya va siendo hora de tomar partido porque se va a acabando esta entrada en el blog.  Entonces, oprimidos del mundo, alzad vuestras voces contra la discriminación, la negación de vuestro ser y la intolerancia lingüística. Defended a capa y espada el desdoblamiento léxico, vosotros los marginados del lenguaje...

Stajk (Huelga).
Pintura de Stanislaw Lentz
Hoy me uno a la lucha por el desdoblamiento léxico que reconozca el derecho a ser libre y abiertamente reconocidos como individuos de género masculino a los taxistas, los especialistas, los naturalistas, los violinistas y otros instrumentistas, los ciclistas, los karatekas y demás deportistas, los artistas, los contratistas (hasta los que están presos), los psicoanalistas y los terapeutas, los ortodoncistas, los pacifistas, los taitas y teguas, los caricaturistas, los autodidactas, los filatelistas, los Hare Krishna, los papas, los políglotas, los exégetas, los juristas, los alquimistas, los patriotas, los activistas y todos los demás individuos de género masculino (pero no machistas) que hemos sido atropellados, marginados y negados bajo denominaciones femeninas de las profesiones y oficios que desempeñamos.

Varones del mundo, ¡defendamos nuestros derechos!

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