Bagdad. A la izquierda se ve mi casa. Foto de Zzztriple2000 |
Yo nací en Bagdad, en una pequeña casita a orillas del Tigris. Mi infancia transcurrió como la de todos los niños de mi vecindario: mientras aprendía junto con las primeras letras las enseñanzas del Profeta en el Corán, me adentraba también en el conocimiento del universo maravilloso de las artes y las ciencias, aunque mis profesores siempre me consideraron un mal estudiante porque no aprendía como los demás. Y en parte tenían razón. La verdad es que yo siempre aprendí de cada uno de mis maestros algo que los demás estudiantes nunca fueron capaces de ver, y ello me costó varias reprimendas, muchos castigos y una que otra paliza de mis maestros y mis padres.
Mientras mis compañeros aprendían de Al-Juarizmi el arte de calcular, yo me aprendía varias rancheras de Al (icia) Juárez. Cuando ellos aprendían los fundamentos de la geometría con Omar Khayam, yo descubrí que un man callado pasa fácilmente desapercibido. Y para cuando ellos aprendieron a resolver ecuaciones de tercer, cuarto y quinto grado en los textos de Al-Karaji yo ya había mandado la escuela Al-Karajo, y tenía mi puesto de calculista cerca de un bazar.
Durante algunos años trabajé en mi puesto de calculista, ayudando a las buenas gentes a no ser estafadas por los siempre codiciosos comerciantes y los voraces prestamistas. A la vez que me ganaba el respeto y la admiración de los unos, los otros buscaban motivos para hacerme caer en desgracia. Es que cuando uno afecta los intereses de los poderosos es perseguido, aquí y en Cafarnaúm. Bueno... tampoco es que Cafarnaúm quede muy lejos de Bagdad, apenas a unos pocos días en camello, así que huir a Cafarnaúm nunca me pareció una buena idea. Siempre es mejor trabajar honestamente, y que Alá te proteja. Mi nombre, Al Mohad, significa donde reclina la cabeza el soñador, y debe ser justamente por soñador que a veces me meto en problemas.
Volví entonces a la escuela, pero ahora como profesor de cálculo en la célebre academia de álgebra que creara el Al-Mansur, el victorioso, cuando inspirado por Alá fundó nuestra ciudad. Pero sólo estuve allí seis meses, ya que fui expulsado porque, a juicio de los demás profesores, mis enseñanzas se apartaban de la doctrina tradicional. Y no hay delito más grave en una escuela tradicional que tener ideas nuevas, y transmitirlas a los demás.
Escudo de la escuela Al-Khetaminoffen |
Sin embargo, la fortuna nos sonrió. Al-Khashoff y yo prosperamos en otros negocios y fundamos el grupo empresarial Al-Kaparar, que incluía al restaurante Al-Morzar, el balneario Al-bercah, la escuela de griego Al-falfa, el rancho ganadero Al-Bahaca, la constructora Al-Bagnil, la taberna Al-Kohol, el mirador turístico Al-lá, el desenguayabadero Al-Kasseltz y hasta una venta de Al-fajores en el bazar de la ciudad. Todo iba bien hasta que se me ocurrió la brillante idea de presentar una ponencia en la academia de álgebra donde años atrás fui profesor. Esta vez tuve que enfrentar la pena de destierro y la pérdida de todas mis posesiones materiales, o me sería amputada la cabeza.
Desierto de la Tatacoa www.huilaturistica.com.co |
¿Por qué me gustó Colombia? Bueno, es que aquí encontré gente que piensa diferente, como yo. Aquí todo el mundo sabe desde pequeño que el binomio cuadrado perfecto es el de Rafa Orozco (que Alá lo tenga en su gloria) y el Pollo Romero, que a veces es necesario salirse por la tangente, que conseguir camello está tenaz, todos mantenemos el bolsillo en estado de "conjunto vacío", aquí las cuentas son claras y el chocolate espeso se come con la mejor Al-mojábana del mundo, existen números imaginarios como el jijuemil y medidas abstractas como el jurgo y el tris. Bueno, y por acá también hay gente de apellido Manzur, como en Bagdad.
Aproveche que estamos de puente y péguese la rodadita... venga al Huila y parrandee de lo lindo en el San Pedro, y de paso me compra unas achiras.
A Ruhollah Ayatollah Jomeni tampoco le gustó mi ponencia. |
Mi ponencia era muy simple, pero radicalmente renovadora. Simplificaba uno de los teoremas más estudiados del álgebra, y hasta contenía un pequeño toque de poesía. Pero cuando los jueces de la conferencia la leyeron me acusaron de impiedad, erotismo y herejía; y me condenaron automáticamente al destierro.
El famoso teorema. www.wikimedia.org |
Todo aquel que haya pasado por el bachillerato conoce este teorema. Pues bien, mi herejía, la que me trajo el deshonor. la pobreza y el destierro para luego conducirme a la hermosa tierra colombiana, consistió en reformularlo, resumiéndolo en estas diez sencillas palabras, que además lo hacen más fácil de aplicar:
Teorema del seno: el más grande es el más bueno.
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